DIETA DEL GRUPO SANGUÍNEO: ¿MITO O REALIDAD?


sangre



El tipo de sangre algunas veces está relacionado con la susceptibilidad de algunas enfermedades, varios estudios a lo largo del tiempo así lo sugieren. Es posible que de este pensamiento surja la idea de crear una dieta personalizada de acuerdo a un grupo sanguíneo en particular. De hecho, hoy en día existe una dieta que sigue estos principios, pero ¿Es cierto que funciona? ¿Hay evidencias que respalden esta creencia?

JAMES L D’ADAMO en 1980 en su libro: El alimento bueno para unos es veneno para otros, propuso la idea de una dieta que esté basada en el grupo sanguíneo y posteriormente fue popularizada por su hijo PETER J D’ADAMO en 1996 en su libro Come bien según tu tipo, este último libro fue un bestseller del New York Times y en algunas ocasiones ha sido considerado como unos de los libros más influyentes, según analistas.

A grandes Rasgos D’ADAMO sostiene que nuestra dieta debe depender de nuestro tipo de sangre (A, B, AB y 0). Ya que cada tipo de sangre ABO procesa los alimentos de manera diferente, y la adhesión a una dieta específica para el grupo sanguíneo ABO de un individuo podría traer beneficios como: mejorar la salud en general, aumentar los niveles de energía y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Esto se basa según sus propias palabras en una cuestión evolutiva. Según D’ADAMO cada tipo de sangre se fue desarrollando en diferentes periodos de tiempo por lo que concluye que las dietas deben de corresponder a dicho periodo en que estos grupos sanguíneos fueron apareciendo.

Por ejemplo, el tipo de sangre O es el que surgió primero, es el más antiguo, y cuando este surgió los humanos en ese tiempo consumían mayoritariamente carne. Por lo que las personas con este tipo de sangre deberían apegarse a una dieta que incluya comer mayoritariamente carne. Esta misma lógica se aplica para los grupos restantes A, B y AB.

¿Cómo esta conformada esta dieta?

La forma en que D’ADAMO estableció las dietas en función a nuestros grupos sanguíneos fue la siguiente:

  • Grupo 0: los alimentos que se deberían incluir en esta dieta deben de ser carnes, pescados, frutas, verduras, semillas y además se pueden incluir cereales y legumbres.
  • Grupo A: A las personas de este grupo les viene bien una dieta vegetariana aunque pescados y mariscos están permitidos. Deben de evitar las carnes.
  • Grupo B: Este grupo, también denominado como el de los nómadas deben de tener prioridad sobre los productos lácteos aunque las carnes también están permitidas.
  • Por último en el grupo AB se puede incluir cualquier alimento que esté presente en los grupos A y B.

Dieta sin fundamento ni evidencia


Quiero empezar por lo más sencillo, no existe evidencia de que esta dieta realmente funcione. Nunca se ha hecho alguna investigación que avale su efectividad por lo que no tiene sustento alguno más que las palabras de sus creadores. No hay evidencia ni fundamentos que afirmen que un tipo de sangre en particular procese de mejor forma ciertos tipos de alimentos.

Por cierto, D’ALAMO teoriza sin titubear que el grupo O fue el primer grupo sanguíneo en surgir y posteriormente le siguieron el A y el B. Sin embargo, resulta curioso que en la comunidad científica no exista ni siquiera consenso de cual grupo sanguíneo surgió primero, es más hay quienes sugieren que es más probable que el grupo A o B hayan sido antecesores del tipo O.

Otro hecho que le quita validez a esta dieta es la forma en que prohíbe alimentos o grupos de alimentos, aunque en ocasiones hay ciertos alimentos cuyo consumo debe ser moderado, prohibirlos completamente puede resultar contraproducente.

Según un estudio publicado en la revista americana de nutrición clínica, que analizó una serie de datos y trabajos de investigación relacionados a la dieta del grupo sanguíneo no encontró ninguna evidencia que avale su efectividad.

Como un último consejo es preciso recomendar que si quieres bajar de peso, hay métodos más seguros como hacer ejercicio habitualmente o probar con una dieta que esté sustentada por evidencia científica, contrario a este tipo de dietas que solo están fundamentadas por suposiciones y teorías sin fundamentos.